La Casa embrujada de Chillán

Introducción

Un frío recorre mi cuerpo, el viento norte y la lluvia hacen correr a la gente a sus casas a esta hora. El aire húmedo, la noche oscura, bombillas de luces callejera que tilitan con el meneo de las corrientes de aire. Es el escenario perfecto para caminar por calles viejas, mientras sombras siniestras se dibujan con arboles entumecidos.

Mi ruta sigue hacia el sur, voy saliendo de 18 de septiembre con Collín para luego deambular por calle Pedro Aguirre Cerda. Si, es la noche perfecta para ir hacia la casa embrujada de Chillán.

Aquel macizo cubo de cemento viejo y lavado, ya sin parte de su techo, luce aun los restos de una antiquísimas cortinas que indican que hace varias décadas atrás si hubo vida en sus habitaciones. Hoy solo las alimañas se guarecen del frio y la lluvia, en una noche como hoy. Si, un frío inmenso, pero no el habitual, sino un frio de ese que coloca los pelos de puntas, mientras miro esta casona melancólica y cansada.

Cuentan los antiguos que esta casa se construyo en 1939 siendo una de las primeras en levantarse luego del terremoto de aquel año, y que fue levantada por la familia Bogioni originaria de Italia y que habría viajado a Chile junto a los Alessandri. Se asentaron en la zona e hicieron su fortuna, lo que les permitió construir esta Casona, que cuentan necesitó 1000 sacos de cemento…

Los mitos

Según los relatos, la casa seria de propiedad de la Señora Olivia de más 80 años, y a quien se la habrían construido sus padres a su gusto, porque deseaba irse a Santiago a estudiar. Al parecer la habría habitado poco tiempo y ella la dejo así tal cual, para perpetuar la memoria de sus padres.

Otros dicen que esta casa la construyó un señor como regalo a su esposa, durante el proceso de construcción su mujer enfermo de cáncer y falleció. Ese día el enamorado marido ordeno parar la construcción de la casa. Desde ese día quedo abandonada junto a un auto rojo nuevo.

Su vecino, el dueño del Restorán abracadabra dice que el nombre de Casa embrujado, no le queda chico; han escuchado ruidos que gente golpear las puertas y al investigar no hay rastros. Una de las viejas vigas de la casa se encendió sola en un fenómeno de pirokinesis y aun sus rastros quemados se encuentran en el piso de una de las habitaciones. Famoso es un viejo piano negro tan abandonado como la casa, se escucha tocar en las noches de invierno, como recordando al músico que lo toco por última vez.

Si, muchos son los mitos que se tejen sobre esta casa como el viejo auto Ford que se encontraba a su costado. Las historias dicen que aquel vehículo de color rojo, salía a pasear por las noches sin conductor alguno y por las mañanas volvía a su estacionamiento habitual.

Los relatos más conservadores dicen que sólo se trata de una familia huraña que no desea visitas ni curiosos y decidió ahuyentar a la gente con historias de misterios. Algunos ingenuos quieren creer que la familia se fue en 1973 y para que no se la ocuparan inventaron una serie de historias de fantasmas y apariciones. Otros dicen que un hecho trágico ocurrió en 1970, algo demasiado terrible para que la vida de esta casa siguiera igual.

Al parecer existiría el registro en los diarios de la época, que dos vagabundos habrían secuestrado a una empleada y la habrían violado y asesinado en su interior. Incluso una variante de esta historia dice que su dueña habría invitado a cenar a un amigo y este le habría dado muerte en una noche oscura como esta.

Según Juan Basterrica, “En el diario La Discusión de esa época se relata ese atroz crimen. Desde ese entonces se le asignó la fama de casa embrujada, historia que con el transcurrir del tiempo fue pasando de lugar de un crimen a un lugar esotérico”, lo cierto es que hoy ya se hace difícil reconocer la leyenda de la realidad.

Comentarios Finales

Desde hace varios lustros que los niños solían contarse historias sobre la “la Casa embrujada” de calle Pedro Aguirre Cerda. Varios desde la vereda del frente la miraban con curiosidad y otros con terror, no faltaban los intrépidos que realizaban apuestas para la salida de clases de su cuarto básico, ir a la casona e ingresar a su patio. Algunos consumidos por el susto, pero animados por la fascinación de su misterio se acercaron lo suficiente para ver sus pasillos y sus arcos modernistas. Luego el primer ruido los hacía correr despavoridos.

Ya a la distancia miraban hacia atrás y buscaban en las ventanas rotas si algunos ojos se posaban en ellos, y varios juraban haberlos visto.

Verdad o realidad, eso no es tan importante pues la leyenda sigue viva y la duda sigue existiendo. Un crimen, el recuerdo de la familia, una casa embrujada cada uno crea lo que quiera, pero la próxima vez que pase cerca, mire las viejas ventanas y atrévase a ver si desde adentro hay alguien que lo mira.

Por ahora la oscura noche nos despide.