Una Historia que deja huella

Un día frío de invierno esperando que la lluvia no se apoderara de su lugar de trabajo salió don Raúl de su casa directo hacia la misma esquina que lo había cobijado durante largos años, ha cambiado el paisaje, los árboles han crecido, la gente ahora trae a sus hijos, pero su esquina predilecta sigue cobijando los recuerdos de su vida como lustrabotas.
Entre betunes de colores, tintes, su escobilla de zapatos y su paño para sacar brillo, nace la magia de un hombre que da vida a nuestras huellas, un lugar de descanso ante el caminar de una mañana en donde todos andan contra el reloj, tardes de familia por la plaza de la ciudad y atardeceres llenos de historia para contar.
Callado y a la espera del cliente que se aproxima y siendo confidente eterno de la historia de una ciudad con un oficio que desaparece, despertó del silencio….. “morirá conmigo exclamó” nadie continuará mi labor, será un oficio olvidado; yo en un afán de revivir largos momentos acompañando a mi padre exclamé, Ud. Vivirá en mis recuerdos, su legado está escrito entre los que alguna vez lo visitamos, escuchando las historias de la ciudad, de una esquina con una esencia especial….yo no podría concebir mi ciudad sin usted y su trabajo...la vida de ésta esquina son sus manos…
Me senté mirando fijamente lo que realizaba…como abría esa lata de betún negro, sin mancharse ni un solo dedo..Como su escobilla acariciaba mis zapatos, que tras limpiar el polvo de su piel, volvían a vestir su color original… mis manos sostenían una parte de esa historia..el famoso diario que cada uno hojea mientras él te conversa acerca de la vida y otras historias de esas que se transmiten de generación en generación.
De pronto miles de pensamientos vinieron a mi mente, la simpleza del lustrabotas, se han fijado que la humildad de la relación es su característica principal..Siempre el cliente sentado en el sitio de arriba de su banca..¿O creían que era por comodidad?..los zapatos son el despertar de un pueblo..son tus compañeros diarios, tus amigos fieles, la presentación de una persona o como yo los llamo mis huellas…
Un hombre intachable; abuelo de familia, con un lenguaje de esos ricos, no sólo en palabras sino que llenos de anécdotas. Sacando brillo desde aquel zapato que llega por un retoque antes de una reunión importante, hasta aquel que ha pasado largas jornadas de sacrificio. ¿Cuál es el secreto de su trabajo le pregunté bajo mi ignorancia en este tema?, la dedicación y el amor que tengo frente a lo que hago. ¿Y las lustradas? Sonrió mirándome fijamente a los ojos; yo no estudié para esto, mi universidad son todos los chillanejos que descansan en mis manos, ahí entendí que era secreto pro-fe-sio-nal.. y al no poder transmitirlo moriría con él..dije que grato encontrar a alguien con la confidencialidad de esas que todos quisiéramos cultivar. Huellas de esas que no tienen precio o no valen lo que estas dispuesto a pagar.
Sin pensarlo y conjugando dos oficios; el de zapatero y lustrabotas, había encontrado al artista del calzado, entre una mezcla de sentidos y aromas impregnantes que bajo el tacto de un maestro, iluminan la mirada de un transeúnte que escucha atentamente el grito silencioso de un llamado hacia la senda de un calzado renovado…
Huellas que avanzan firmemente, realizando el viaje de la vida, así como los rieles de una locomotora que pretende seguir su destino hacia utopía.