En un mundo globalizado como el de hoy en día, donde todos estamos conectados, donde encontramos en una esquina los sabores de la comida japonesa, y en otra esquina los sabores artificiales de la comida rápida o muy conocida comida chatarra, o también la comida mexicana , peruana son múltiples las opciones culinarias que se nos ofrecen, pero que hay de lo nuestro, nuestras tradiciones gastronómicas, que tipo de comida es lo típico o como se preparan estas comidas por quienes ha sido influenciada. Todo esto nos es difícil saberlo en internet, en los periódicos, pero siesta en la retina y la memoria de nuestro pueblo que ha crecido y se ha alimentado con ella.
Nosotros si buscamos las características gastronómicas de nuestra región o más bien de la zona sur, encontraremos que se nos informa de que característicamente es criolla, y también es una mezcla de varias culturas, como mucho de lo que tenemos en chile. Pero, si hablamos con nuestros abuelos, o tan solo escuchamos a nuestros abuelos nos daremos cuenta de que no es tan así.
Por lo menos hace unos 30 o 40 años atrás no había una gran influencia extranjera en las costumbres culinarias de nuestra querida provincia. Y como en muchos ámbitos de la vida había bastantes diferencias entres las familias acomodadas y las familias más humildes. Para nosotros no es raro escuchar esto, como pasa hoy en día siempre ha ocurrido. Para existir ricos deben existir pobres, pero en este caso en particular las diferencias entre ricos y pobres se desarrollan mayoritariamente en el acceso a los productos importados, no es raro escuchar que los productos de mayor calidad eran aprovechados por la clase acaudalada, pero sin embargo en los aspectos gastronómicos las familias menos acomodadas se acostumbraron a esta situación y se utilizaron otros ingredientes menos caros, este fue el caso con un ingrediente que hoy en día se utiliza mucho y el cual nuestra provincia es un productor, como es el azúcar, que en tiempos anteriores se elaboraba a través de la caña de azúcar y no de la remolacha como se hace ahora, siendo así un ingrediente caro que solo las familias acomodadas podían tener acceso a el, provocando que nuestras familias utilizaran los ingredientes que estaban a su alcance y precisamente esto le dio la característica especial a la comida de la zona. Nuestras familias así se empoderaron de los recursos agrícolas, que además somos unos buenos productores agrícolas para así sustentar la alimentación, que les daría también la energía para seguir laburando, que es bueno recordar también que nuestros trabajadores, proletarios que vendían su fuerza de trabajo en largas jornadas desde el despuntar del día hasta el ocaso, como poco descanso solo para alimentarse y nutrirse con los alimentos que con esfuerzos ellos mismos ayudaban a producir, pero también hay que decir que no solo en producir se dedicaban nuestros trabajadores, puesto que también fue un motor económico para nuestra ciudad de chillan todos estos productos agrícolas.
Una de las diferencias son los ingredientes, otro también son los instrumentos, que mayoritariamente se cocinaba a leña y además todo se freía con grasa de cerdo, el aceite también era algo que no lo podía costear cualquier familia. Y haci muchas formas de cocinar, cabe destacar el huso de la harina, del maíz, las legumbres, y haci tantos productos.
Nuestros abuelos tienen mucho que decir, mucho que aportar para recordar tantos platos exquisitos, para volver a preparar la receta de la abuela, escuchémonos más entre nosotros, recuperemos nuestras tradiciones, no tan solo en el orden gastronómico, pero no nos olvidemos de nuestras raíces, nuestras costumbres, nuestras formas de vida, cuando comamos en un restaurant internacional, respetemos su cultura, su contexto, pero también hagámoslo con lo nuestro, con nuestra rica comida, respetemos y disfrutemos nuestra cultura a través de algo tan delicioso como es la cocina mantengámoslo, no dejemos que nuestra cultura y tradiciones sea postergada por culturas y tradiciones de otros países, conozcamos primero lo nuestro, queramos nuestro acerbo cultural y preservémoslo, luego disfrutemos de otras tradiciones culinarias, pero primero nuestras tradiciones, nuestros tesoros. Y rescatemos nuestra cocina. Como haci reconozcamos que en la provincia de Ñuble se hace la mejor longaniza del mundo y reconozcámosla porque es Sancarlina.
Nosotros si buscamos las características gastronómicas de nuestra región o más bien de la zona sur, encontraremos que se nos informa de que característicamente es criolla, y también es una mezcla de varias culturas, como mucho de lo que tenemos en chile. Pero, si hablamos con nuestros abuelos, o tan solo escuchamos a nuestros abuelos nos daremos cuenta de que no es tan así.
Por lo menos hace unos 30 o 40 años atrás no había una gran influencia extranjera en las costumbres culinarias de nuestra querida provincia. Y como en muchos ámbitos de la vida había bastantes diferencias entres las familias acomodadas y las familias más humildes. Para nosotros no es raro escuchar esto, como pasa hoy en día siempre ha ocurrido. Para existir ricos deben existir pobres, pero en este caso en particular las diferencias entre ricos y pobres se desarrollan mayoritariamente en el acceso a los productos importados, no es raro escuchar que los productos de mayor calidad eran aprovechados por la clase acaudalada, pero sin embargo en los aspectos gastronómicos las familias menos acomodadas se acostumbraron a esta situación y se utilizaron otros ingredientes menos caros, este fue el caso con un ingrediente que hoy en día se utiliza mucho y el cual nuestra provincia es un productor, como es el azúcar, que en tiempos anteriores se elaboraba a través de la caña de azúcar y no de la remolacha como se hace ahora, siendo así un ingrediente caro que solo las familias acomodadas podían tener acceso a el, provocando que nuestras familias utilizaran los ingredientes que estaban a su alcance y precisamente esto le dio la característica especial a la comida de la zona. Nuestras familias así se empoderaron de los recursos agrícolas, que además somos unos buenos productores agrícolas para así sustentar la alimentación, que les daría también la energía para seguir laburando, que es bueno recordar también que nuestros trabajadores, proletarios que vendían su fuerza de trabajo en largas jornadas desde el despuntar del día hasta el ocaso, como poco descanso solo para alimentarse y nutrirse con los alimentos que con esfuerzos ellos mismos ayudaban a producir, pero también hay que decir que no solo en producir se dedicaban nuestros trabajadores, puesto que también fue un motor económico para nuestra ciudad de chillan todos estos productos agrícolas.
Una de las diferencias son los ingredientes, otro también son los instrumentos, que mayoritariamente se cocinaba a leña y además todo se freía con grasa de cerdo, el aceite también era algo que no lo podía costear cualquier familia. Y haci muchas formas de cocinar, cabe destacar el huso de la harina, del maíz, las legumbres, y haci tantos productos.
Nuestros abuelos tienen mucho que decir, mucho que aportar para recordar tantos platos exquisitos, para volver a preparar la receta de la abuela, escuchémonos más entre nosotros, recuperemos nuestras tradiciones, no tan solo en el orden gastronómico, pero no nos olvidemos de nuestras raíces, nuestras costumbres, nuestras formas de vida, cuando comamos en un restaurant internacional, respetemos su cultura, su contexto, pero también hagámoslo con lo nuestro, con nuestra rica comida, respetemos y disfrutemos nuestra cultura a través de algo tan delicioso como es la cocina mantengámoslo, no dejemos que nuestra cultura y tradiciones sea postergada por culturas y tradiciones de otros países, conozcamos primero lo nuestro, queramos nuestro acerbo cultural y preservémoslo, luego disfrutemos de otras tradiciones culinarias, pero primero nuestras tradiciones, nuestros tesoros. Y rescatemos nuestra cocina. Como haci reconozcamos que en la provincia de Ñuble se hace la mejor longaniza del mundo y reconozcámosla porque es Sancarlina.
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