Crisis del Agua

La historia de la mujer y el hombre está marcada por muchos avances de la tecnología, el progreso de las relaciones humanas y por la creatividad del ser humano para superar sus desafíos. Pero, desde el principio de la historia hasta los actuales días, el desarrollo de las civilizaciones ha evolucionado marcado por la presencia o la ausencia del agua. El agua representa la posibilidad de mejoramiento agrícola, social, industrial, sanitario y de la calidad de vida. Si el recurso hídrico esta ausente o escasea, es motivo de pobreza, guerras, enfermedades y estancamiento económico.
Lamentablemente, todos los días se desperdicia millones y millones de litros en actividades que desvalorizan el agua. El abuso en el uso del agua no es solamente un desconocimiento de las responsabilidades de los ciudadanos de evitar el desperdicio, sino una falta de respecto para las personas que no poseen este recurso.
Un tanto ajenos a esta problemática en nuestras casas obtener agua fresca requiere de un acto tan simple como abrir una llave, sin embargo, para una gran cantidad de gente el mundo la cosa no es tan simple, según la ONU al menos una de cada seis personas en el mundo no tiene acceso adecuado a agua fresca sea esta para beber, asearse o refrescarse por lo que no es raro enterarse que enfermedades asociadas a la escasez de agua son las que lideran el nefasto ranking mundial de causas de muerte. Un ejemplo es la diarrea, la cual es la principal causa de enfermedad y muerte en el mundo siendo que el simple hecho de lavarse las manos con agua y jabón reduce el riesgo de padecerla en un 47%.
El problema no parece ser la escasez de agua a nivel global ya que según la ONU hay “agua para todos”, los problemas son más bien políticos, ya que si bien el agua parece alcanzar para todos la ubicación de estos recursos a veces implica cruzar fronteras que simplemente están cerradas. También las guerras hacen los suyo provocando éxodos masivos de personas hacia lugares donde el agua escasea, lamentablemente famosos son los casos en África, donde las sequías han diezmado a la población de países en guerra como Somalía.
Nuevamente según la ONU el consumo de agua se eleva al doble de lo que crece la población mundial cada año, muchos son poco optimistas y plantean que con este ritmo de crecimiento del consumo las próximas grandes guerras en el mundo serán por el control de fuentes de agua dulce.
Chile no es ajeno a la crisis mundial de agua. Nuestros problemas son crecientes. Desde Coquimbo al norte, la disponibilidad de agua presenta agudas dificultades. En otras zonas del país el problema es diferente, pero también existe.
En tiempos de los dinosaurios la cantidad de agua dulce era suficiente. Hoy ya no lo es, por el crecimiento de la población, por la producción de alimentos más intensivos en uso de agua y por la mayor actividad productiva. Un sexto de la población mundial no tiene acceso a agua limpia. 1,8 millones de niños mueren cada año a consecuencia de enfermedades por el agua que beben. Se estima que en el año 2025, 5.300 millones de seres humanos sufrirán por insuficiente abastecimiento de agua. Perdemos cantidades enormes de agua que se vierten en el mar. Los sistemas de riego tecnificado son aún poco extendidos; el agua se derrocha en sistemas antiguos de riego, afectando de paso la eficiencia de los cultivos. Las regulaciones de derechos de agua se muestran obsoletas y desbordadas, especialmente en años secos. La infraestructura de embalses, represas, tranques y transferencia de agua entre distintas cuencas no se condice con la seriedad del asunto.
La agricultura es una de las actividades que mas demanda agua, teniendo que para producir una tonelada de maíz se requieren 10.000 metros cúbicos de agua, en comparación con la producción de una tonelada de acero que demandara tan solo mil.
A nivel global las sequias aumentan y las lluvias disminuyen. Pero nuestro país tiene la agricultura entre sus principales motores económicos y depende principalmente de las lluvias para su abastecimiento. En la actualidad se habla de reducciones de 20 a 40 % menos de precipitaciones a corto plazo en nuestro país además de las reservas de nieve que cada día disminuyen.
Cabe mencionar que la escases agua ya provoca conflictos entre las actividades agrícolas y el estado y con otras actividades económicas con las que comparte el recurso, principalmente la minería. Si bien las minera siempre han existido el problema se genera frente a el aviso de explotación de yacimientos sobre 3000 m de altura donde se encuentran ubicados glaciales que abastecen importantes sectores productivos agrícolas, las mineras actualmente adquieren estos derechos de agua, sacando de producción a campos que antes eran de riego, aumentando así el desempleo. Es necesario destacar que mineras como la escondida ha realizado una enorme inversión para extraer agua del mar la que desaliniza para ocupar en sus procesos.
Otro conflicto se genera a través de las hidroeléctricas, que para responder a sus demandas modifican los caudales de captación en las bocatomas y las devoluciones son muchas veces fuertemente alteradas en distribución y volumen. Las generadoras no consideran una convivencia equilibrada con los regantes, de hecho Endesa demandó al fisco porque este le señalo que estaba obligada a formar parte de las juntas de vigilancia de aguas.
Cabe destacar que para los derechos de agua, el estado tras la reforma del código de aguas estableció la obligación de todos los regantes a regularizar sus derechos pero hablamos que a un pequeño agricultor le costaría unos $400 mil, por lo tanto si este tema es de interés del estado para mantener un orden al respecto porque no se han generado condiciones para que los particulares puedan hacerlo, y sigue prevaleciendo la ley del mas fuerte, que muchas veces pasa a llevar el derecho del que menos posee.
Por otra parte los agricultores señalan sus ya patentes conflictos con las empresas sanitarias las que extraerían mas agua que las que les correspondería según sus derechos.
El derroche en el consumo hogar de agua para baños, lavado y jardines quedó de manifiesto cuando, hace unos años, la población hizo poco caso al llamado a ahorrar para enfrentar la sequía que nos afectaba.
Pero ocurre que el tema del agua ya no deja indiferente a la humanidad. Para un país proveedor mundial de alimentos, como Chile, la calidad y cantidad del agua utilizada en sus procesos productivos serán una exigencia cada vez más severa.
Si Chile sigue desperdiciando y destruyendo sus recursos hídricos y ecosistemas de los que dependen, tanto las personas como las sociedades, sufrirán en última instancia inseguridad social y económica por cuanto habrá ríos, lagos y reservas subterráneas gravemente deteriorados y se enfrentarán a conflictos cada vez más graves en tiempo de escasez.
La necesidad apremiante de hacer frente a la progresión geométrica de la demanda de agua dulce se esta complicando aun más, las tendencias actuales indican, que la base de los recursos se deterioran a una velocidad cada vez mayor. La deforestación de las cuencas, la erosión, la contaminación y el agotamiento de las aguas subterráneas se encuentran entre las principales amenazas al abastecimiento de agua dulce en Chile.
Hemos visto el año pasado en las noticias la “desaparición” de dos lagos en la Patagonia chilena, investigaciones posteriores determinaron fueron causados por la mayor temperatura que tenían los glaciares que bordeaban a los lagos lo que produjo una fisura por la cual el lago se dreno. Este es solo un ejemplo de que el cambio climático está afectando directamente nuestras reservas de agua.
¿Entonces como se puede mitigar el problema? Una forma es avanzar hacia la tecnología (riego tecnificado y agricultura de precisión) y con trabajo cultural con los agricultores es posible ahorrar agua y energía , pero por el tipo de sistema hídrico del país y la falta de preocupación real del tema por pate de la autoridad la solución se ve patentemente en riesgo, si hablamos de que hace unos años para el estudio y la ejecución de un embalse transcurrían de 30 a 40 años, hoy por lo menos hablamos de 10 a 12, pero son 10 años de aguas dulces perdidas en el mar.
Conclusión:
Sin duda la respuesta a la crisis del agua tiene muchas facetas y ya no se puede ignorar ni eludir, implica cambios de hábitos, tecnologías nuevas de acopio, riego y desalinización, regulaciones aptas a la actual realidad, inversiones importantes en infraestructura, y sobre todo sentido de responsabilidad compartida.