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En la búsqueda de la verdad, es que aparecen miles de formas de encontrarla, sólo encauzaremos la convergencia de nuestros pensamientos para luchar en encontrarla basandonos en los principios en los cuales creemos se fundan las bases de toda sociedad libre

miércoles, 26 de mayo de 2010

El Maquinista



La locomotora a vapor fue uno de los inventos insignias de la revolución industrial en los comienzos del siglo XIX, esta creación abría una nueva era en la historia del transporte, debido a que acarreaba variados beneficios en lo que respecta al trabajo y al progreso social. La evolución de este medio de transporte permitió a los ciudadanos el fácil traslado entre ciudades, esto, debido a que la velocidad alcanzada por las locomotoras o ferrocarriles era cada vez mayor, además permitía trasladar a un mayor numero de pasajeros en comparación con otros medios de transporte de la época. Esta y otras dadivosidades que este medio ofrecía, debían ser llevadas a cabo por un grupo de funcionarios que mantenían en marcha la locomotora. Uno de estos empleados era: el maquinista.
El maquinista era el encargado de llevar a cabo una gran cantidad de tareas, tanto dentro como fuera de la locomotora. Si nos ambientamos en la década de los setenta en nuestro país, se pueden evidenciar las precarias condiciones en las cuales trabajaba el maquinista y sus funcionarios.
Las responsabilidades del maquinista eran tan importantes, que solo bastaba con saber que en sus manos estaba la vida de cientos de pasajeros que día a día viajaban de un lugar a otro, esta condición hacia que el maquinista tomara siempre una gran cantidad de precauciones como por ejemplo: el limite de velocidad, la comodidad de la locomotora, la mantención de esta. No podía fallar ningún detalle que pudiese afectar el trayecto del ferrocarril. Aun así las críticas del público eran inescrupulosas. Días de niebla que entorpecían la visión, era otro de los problemas que debían ser solucionados, ya que las luces que indicaban si avanzar o detenerse debían ser tomadas en cuenta para no sufrir consecuencias nefastas.
A pesar de la gran responsabilidad con la que debían lidiar los funcionarios de este transporte, sus sueldos eran magros, si bien los maquinistas de primer rango tenían una remuneración aceptable, los de segundo y tercer rango poseían una situación económica precaria. Si a esto se le suma que debían abandonar sus hogares por varios días, ya que en ocasiones debían realizar trayectos muy largos, se terminaría por concluir que este era uno de los oficios mas sacrificados habidos y por haber.
A modo de síntesis, y si miramos de manera simbólica la labor del maquinista, cabe señalar que éste, posee una gran función social, ya que es el encargado de guiar a los viajeros eternos hacia su destino, en este caso a la estación ¿Qué estación? La estación utopía, allí se encuentra nuestra meta, nuestro fin, nuestro anhelo, y es el maquinista quien nos debe guiar. Además, este servidor tiene que redoblar sus esfuerzos por hacer que esto funcione, preparar las condiciones y echar a andar esta maquina, abandonar a sus familias y sus labores profanas para hacerse presente y conducir este viaje. A pesar de que su trabajo a veces no tenga una gran remuneración ni tampoco tenga la aprobación de los pasajeros. En resumidas cuentas, las funciones del maquinista son primordiales para la puesta en marcha de nuestros desafíos dentro del vagón victoria.

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